LA IMPRENTA Y ARAGÓN

Después del surgimiento de la imprenta en Alemania a mediados del siglo XV, se fue esparciendo su uso y fabricación por toda Europa.

El caso de Aragón resulta importante debido a la calidad y cantidad de producciones literarias que tuvieron lugar allí, siendo en muchas ocasiones los primeros en traducir renombradas obras al idioma castellano, también a través de esta se impulso la economía de la localidad.
La imprenta llega a Aragón aproximadamente entre 1450 y 1479 durante el reinado de Juan II, posteriormente al año 1501 se realizaban en Aragón una serie de libros conocidos con el nombre de los incunables, provenientes de Zaragoza, de los cuales se conocen alrededor de cien producciones.

La primera obra impresa fue el Manipulus Curatorum, una guía del cura párroco Guido de Monterotherio, creada para la administración de sacramentos. Esta fue elaborada por Mateo Flandro en 1475.

En la actualidad se conoce acerca de varios de los primeros libros sin embargo la información de los mismos provino de los colofones de los propios libros que se conservaron, mas la revisión de los colofones no permite saber la técnica de fabricación de los mismos.

imprenta aragon


En el siglo XVI existían tres ciudades aragonesas con imprenta ZaragozaEpila y Huesca.
Para el siglo XVII, al contrario del caso general de España en el cual la imprenta sufría una decadencia, la producción de impresos en Aragónse mantuvo y posiblemente creció, ya que contaban con al menos 50 impresores de oficio y 20 libreros.
Mas tarde para el siglo XVIII, sigue habiendo un auge de la imprenta pero la centralización cultural ocasiona que mucho de los escritores, impresores y fundidores se desplacen a Madrid como es el caso del reconocido zaragozano Joaquín Ibarra.
Ya para el siglo XIX, la industria impresoracomienza a necesitar de mayores inversiones, también la centralización cultural cada vez mayor favorece que la producción se vaya haciendo en tono local a excepción de Madrid y Barcelona. Las prensas disminuyen en Zaragozapero se extienden por el resto de la región a Huesca y BarbastroTeruel y AlcañizCalatayudCaspe entre otras.
Durante el siglo XX con el desarrollo de las grandes empresas editoriales e impresoras en Madrid y Barcelona continúa el proceso de centralización. Mientras en Aragón dicha concentración se da en la capital Zaragoza, la cual en muchas ocasiones imprimió trabajos producidos en Huesca y Teruel
Zaragoza fue una referencia dentro de las ciudades con capacidad de producir impresiones en ella se crearon unos 150 incunables, siendo la segunda ciudad española en producción superada únicamente por Sevilla. Dentro de las creaciones más resaltantes se encuentran:

  • • Expositio Missae, de Benito de Parentinisimpresa por Enrique Botel en 1478. Se emplea por primera vez en España la foliación, colocando números arábigos entre dos puntitos en la parte superior de las hojas.
    •Un impresor anónimo publica en 1481 la primera obra con puntuación, seguramente tomada de alguna edición extranjera, y nunca empleada hasta entonces en la península: Expositio in Psalmos, de Johannes de Turrecremata. Es también el primer libro aragonés con iníciales orladas y sobre figuras.
    • En las Ordenanzas reales de Castilla, Juan Hurus emplea por primera vez en 1490 el escudo o marca de impresor.

Zaragoza es la ciudad española en la cual se ha estudiado con mayor detenimiento el arte tipográfico, debido a su larga y exitosa trayectoria, que desde su aparición en el siglo XV, se ha caracterizado por poseer parte del típico entusiasmo aragonesista.

También es importante resaltar, debido al efecto positivo que resulto de ello, que a diferencia de otras regiones del país, en Zaragoza no se conocieron o apenas se percibieron épocas de decadencia o crisis, como en otras poblaciones. La proliferación de un auge económico y cultural en Zaragoza a finales de dicho siglo, así como la existencia de varios molinos papeleros, fueron factores que se unieron para dar facilidad al nacimiento y desarrollo de la labor impresora.
Antes de la instalación de imprentas, el comercio importador de libros fue importante, como las que hacían los mercaderes europeos Juan Macañán, saboyano, con noticias de 1495, o David Medici, de Tarbes, en 1528.
Se dio lugar en Zaragoza para la creación de una sociedad para imprimir libros, existe evidencia de su contrato de constitución con fecha en 1473, aunque no hay registros ni prueba de documentos impresos por la misma en esas fechas. Y desde 1475, fecha del Manipulus curatorum, hasta 1477 no se encuentra libro impreso alguno. Existe mucha duda y debate sobre este tema puesto a la polémica que surge del hallazgo del documento por parte de Serrano y Sanz en el Archivo Notarial de Zaragoza, y el hecho de que para la fecha que estipula sería la primera capital española en contar con una impresa estable, pero es desestimada bajo el razonamiento de que no cuenta con documentos probatorios de libros impresos por la misma en la época antes mencionada. Este conocido contrato de sociedad tipográfica, inicio de una larga polémica, donde aparecen los alemanes Enrique Botel,Jorgen Von Holtz y Juan Planck, fue hallado por Serrano y Sanz en el Archivo Notarial de Zaragoza, lo que le llevó a creer que la ciudad aragonesa fue la primera capital española en contar con una imprenta estable.
En el siglo XVI, aproximadamente en 1540 aparecen dos nombres: Pedro Bernuz Bartolomé de Nájera, quienes forman una sociedad y fomentan la oficina tipográfica de Coci, hasta 1546. El año siguiente quedó Pedro Bernuz como único propietario de aquel destacado taller, mientras que Bartolomé de Nájera se independizó. Bernuz ejerció la profesión más de 30 años. Imprimió la primera edición de los Anales de la Corona de Aragón, de Jerónimo Zurita. Bartolomé de Nájera comenzó su labor en 1547 hasta cesar en 1555. Entre su producción figuran dos ediciones de Fueros, de 1552 y 1554.
Para el siglo XVII, se logra llegar a la cantidad de 63 talleres, triplicando el número de registrados del pasado siglo, aunque parte de ellos apenas produjeron documentos. Podemos destacar los nombres de Juan de Lanaja, Juan Briz, Juan de Larumbe, Pedro Cabarte, Pedro Verger, Diego Dorme, Cristóbal de la Torre, Pedro Lanaja, Miguel de Luna, Domingo La Puya, Agustín Bueno (que imprimió numerosos libros sobre Aragón), Manuel Roldán y Jaime Magallón.
En Zaragoza aumenta la producción de impresos, debido al constante desarrollo cultural de la capital aragonesa, impulsado por el alto nivel docente universitario y la ascendente actividad de la Diputación.

Durante el siglo XVIII el rey Carlos III, promulga medidas que supusieron un gran impulso para la imprenta y en toda España, así se reflejó en Zaragoza. En la capital aragonesa se mantuvo el número de talleres del siglo anterior, pero la cantidad de obras impresas fue mucho mayor y la calidad del estampado mejoró. Destacan personajes como Mariano Miedes, Luis Cueto, Francisco Revilla, Blas Miedes y Francisco Moreno, este último impresor de la Biblioteca antigua de Escritores Aragoneses de Félix Latassa, en 1796.
Hay que mencionar a Pascual Bueno, que ostentó el título de impresor del Reino de Aragón y también el de todas las instituciones zaragozanas.
En el siglo XIX, La actividad impresora existe gracias a cronistas, escribiéndose historias de Zaragoza y de varios pueblos aragoneses, debido al Ateneo Científico-Literario y Artístico y a la Diputación de Zaragoza, que aparte de imprimir memorias y reglamentos, generó numerosas ediciones de interés histórico, culminando con la publicación de la Biblioteca de Autores Aragoneses, que abarcaba en sus dos series obras poéticas, literarias e históricas. El Ayuntamiento se movía a un ritmo similar, con gran número de dictámenes y reglamentos mandados imprimir.

El primer periódico zaragozano que ensayó la litografía fue El Suspiro, aparecido en 1845 y dedicado a la literatura, las ciencias y las artes.

Esta es solo una pequeña parte de la historia de la imprenta en Aragón, sin embargo sirve de ejemplo para visualizar la importancia del estudio de la misma y lo interesante que resulta.

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